María mamá

Hace unos años me obsesioné con el tema de la maternidad de María. Le hacía mil preguntas a mi esposo y me la pasaba meditando en el tema todo el día. Pensaba, “imagínate dar a luz al hijo de Dios, literal Dios..” Me imaginaba un bebé que irradiaba luz encandilante cuando veías su carita. Le decía a Mauro “esque imagínate es Dios en niño osea como fue su infancia o como” y recuerdo muy bien que Mauro me dijo, “sí, pero aun asi fue instruído. Aun así aprendió y pasó los procesos que un maestro/rabí(como le decían), tuvo que pasar.” Eso me dejó en shock. Es como cuando la hija de la maestra saca las mejores notas, consigue la mejor beca y piensas, “pues claro, es hija de una maestra.” O cuando el hijo de un ex-deportista es el mejor del equipo y también piensas “pues claro, ve quien es su papá.” Pero lo que no vemos y estoy segura que estos hijos pudieran atestiguar, es el tiempo y esfuerzo que invirtieron no solo ellos, pero sus padres también. Mucho mas de lo que los demás niños del salón o del equipo dedicaron. Y esto me demostró tan claramente que si queremos que nuestros hijos sientan empatía debemos enseñarlo, si queremos que nuestros hijos vivan con principios debemos siempre recordárselos. No es dado solo porque creemos y nos imaginamos que asi deben ser nuestros hijos, debemos poner el ejemplo, el tiempo y la dedicación para encaminarlos hacia ello.

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